Cristo Para las Naciones

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Las Escrituras están llenas de advertencias acerca del auto-engaño. Santiago 1:26 nos recuerda que nos engañamos si pensamos que somos religiosos pero no refrenamos nuestra lengua. No hay nada que aflija a Dios más que cuando hablamos mal en lugar de edificar con nuestras palabras. Nunca debemos utilizar nuestra lengua para desanimar a otros. En lugar de eso debemos edificar a otros con lo que decimos y por lo tanto dar gracia a los que nos escuchan. Si tu lengua está fuera de control, te estás engañando al creer que tienes una buena vida espiritual. También nos engañamos cuando pensamos que no cosecharemos lo que hemos sembrado (Gal 6:7) Como cristianos a veces pensamos que estamos exentos de este principio, pero no es así. Aunque nuestros pecados están perdonados, tenemos que vivir con los resultados y consecuencias de nuestros pensamientos, palabras y acciones ya sean buenas

Sant 1:23-24 el que escucha la Palabra pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo y después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es. Hombres, ¿han estado alguna vez en el trabajo, tocado su rostro solo para darse cuenta de que se olvidaron rasurar ese día? Quizá te distrajo el que tu esposa te llamara a desayunar, o alguno de tus hijos. Mujeres, ¿han estado alguna vez en público y de repente se han dado cuenta de que se olvidaron poner algo de maquillaje? Estas son cosas comunes que ilustran lo que significa escuchar la Palabra de Dios y fallar al aplicarla. Santiago 1:23 dice "si alguien es un oidor de la Palabra y no un hacedor, es como un hombre que mira su rostro en un espejo" "mira" no se refiere a echar un vistazo sino a una observación meticulosa. Esta persona está tomándose un buen tiempo frente al espejo. Los oidores de la Palabra no son necesariamente superficiales o casuales en su acercamiento a la Escritura

no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre... Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. Aunque el Espíritu Santo nos da el poder de cambiar las palabras que hablamos, el deseo de cambiar viene del corazón. La Biblia dice: Mat 12:33-37 O haced bueno el árbol y bueno su fruto, o haced malo el árbol y malo su fruto; porque por el fruto se conoce el árbol. ¡Camada de víboras! ¿Cómo podéis hablar cosas buenas siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas.

"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer". La dependencia demuestra autoridad en el ámbito espiritual. Una vida llena del Espíritu es dependiente de Dios el Padre, aún Jesús mostró su dependencia y el Espíritu Santo, en Juan 5:30 dijo: "no puedo hacer nada por mí mismo, según oigo, así juzgo y mi juicio es justo porque no busco mi voluntad sino la voluntad del que me envió, la del Padre" y en Juan 16:13 "pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere y os hará saber las cosas que habrán de venir".

PROMESAS DE DIOS PARA HOY, 19 Julio 2015.

Efe 4:29 No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan. (LBLA) ¿Cómo expresamos nuestras percepciones de la gente? Principalmente por lo que les decimos. Estudios han mostrado que en un hogar promedio, por cada declaración positiva, un niño recibe 10 negativas. El ambiente escolar es ligeramente mejor, los estudiantes escuchan siete cosas negativas de sus maestros por una positiva. Con razón tantos niños están creciendo sintiendo que son unos perdedores. Padres y maestros están transmitiendo esa percepción todos los días en la forma en que hablan con los niños.

Sant 1:21 dejando toda inmundicia y maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra... (NVI) Cuando el salmista dijo: "me he contenido de todo mal camino para guardar Tu Palabra" (Sal 119:101), estaba reconociendo un principio clave del crecimiento espiritual, debes hacer a un lado el pecado si esperas beneficiarte de la Palabra de Dios. Pedro estaba expresando lo mismo cuando dijo: "dejando toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias y calumnias, como niños recién nacidos desead la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación" (1 Ped 2:1-2) Del mismo modo, Santiago nos amonesta a dejar el pecado y recibir la Palabra (Sant 1:21)