Cristo Para las Naciones

1 Pedro 3: 15b. Es una realidad el hecho de compartir el evangelio en otro país con personas que nunca hemos conocido antes y que probable mente nunca volveremos a ver, resulta más fácil que evangelizar a alguien dentro de nuestra propia familia. Después de todo,son aquellas personas que mejor nos conocen ellas saben cuales son nuestras debilidades y fallas y con facilidad pueden ver los errores que cometemos a pesar de la fe que proclamamos,de ahí, que se dice que nadie es profeta EN SU PROPIA TIERRA. Y también nos damos cuenta que es por eso que muchas veces nos sentimos intimidados,anciosos e inseguros cuando pensamos en compartir las buenas nuevas a las personas más cercanas a nosotros. Existe una tensión constante entre el temor a las respuestas negativas,el rechazo,quedar en ridículo,y el anhelo de que nuestros seres amados pasen el resto de la eternidad en el cielo. Pero la gran realidad dentro del contexto bíblico,la responsabilidad es de los Padres el trasmitir la