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Mostrando entradas de septiembre 18, 2017
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EL BUEN SAMARITANO_Lucas 10:25_37. Lupe Correa H. 25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? 26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? 27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. 28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. 29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. 31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. 32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. 33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fu

El amor de Dios es sacrificial Juan 3:16

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El amor de Dios es sacrificial Juan 3:16 porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquél que en Él crea no se pierda mas tenga vida eterna Compartiré un pequeño estudio de un tema que trae gozo a todo cristiano: el amor de Dios. Tanto Pablo como Juan dijeron que el amor de Dios era grande (Efe 2:4, 1Juan 3:1) porque solo un gran amor pudo proveer de tal sacrificio como Dios lo hizo en Cristo. Hemos visto que el amor de Dios es incondicional, no correspondido, y justo. El amor de Dios también es vicario; soporta el dolor de otros. En una profecía de Cristo, Isaías escribió Isa 53:4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Mat 5:23-24 -Reconciliate primero

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Mat 5:23-24 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Digamos que has tenido el valor de acercarte a alguien que ofendiste. Confesaste lo que hiciste con sinceridad. Pediste perdón. Pero la persona se niega a perdonarte. Lo más importante para nosotros es recordar que tú eres responsable por ti y yo soy responsable de mí (Rom 12:18), con el motivo correcto, en el espíritu correcto en el tiempo correcto en obediencia a Dios, debemos humillarnos e intentar arreglar las cosas. Dios honrará nuestro esfuerzo. El ofendido quizá necesite tiempo para salir del shock y que Dios haga un cambio en su corazón. La sanidad a veces toma tiempo. En ocasiones