Entradas

Mostrando entradas de enero 30, 2016

Dejando que la niebla se vaya_Mateo 6:25

Imagen
Dejando que la niebla se vaya Mat 6:25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? La Palabra de Dios nos manda no preocuparnos. Una vez leí una historia que me recordó que la preocupación es como la niebla. De acuerdo al artículo, la niebla densa que cubre siete cuadras de la ciudad, un centenar de metros de profundidad, está compuesta por menos de un vaso de agua dividida en 60 billones de gotas. En cierta forma, unos cuantos litros de agua pueden paralizar una gran ciudad. Del mismo modo, el objeto de la preocupación de una persona suele ser bastante pequeño en comparación con la forma en que puede paralizar su pensamiento o dañar su vida. Alguien una vez dijo: "la preocupación es un pequeño arroyo de miedo que escurre a través de la mente, el cual, si se alienta, cortará un canal tan ancho que todos los demás

El Espíritu Santo le glorificaJuan 16:14

Imagen
El mismo Espíritu Santo no puede glorificar de mejor manera al Señor Jesús que mostrándonos las propias cosas de Cristo. Jesús es Su misma mejor recomendación. No hay otra forma de adornarlo excepto con Su propio oro. El consolador nos muestra lo que ha recibido de nuestro Señor Jesús. No vemos nunca nada claramente si Él no nos lo revela. Él tiene la manera de abrir nuestras mentes, y de abrir las Escrituras, y mediante este doble proceso nos revela a nuestro Señor. Hay un gran arte involucrado al exponer un asunto, y ese arte pertenece en el más alto grado al Espíritu de verdad. Él nos muestra la esencia de las cosas. Este es un grandioso privilegio, conocido por quienes han experimentado la visión beatífica. Busquemos la iluminación del Espíritu, no para gratificar nuestra curiosidad, y ni siquiera para que nos traiga personal consuelo, sino para glorificar al Señor Jesús. ¡Oh, que tuviéramos ideas dignas de Él! Los conceptos rastreros deshonran a nuestro precioso Señor. ¡Oh, q