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Mostrando entradas de febrero 12, 2018

Atesorando el precio de la redención Galatas. 3:13

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Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: "Maldito todo el que es colgado de un madero." La llave para entender el clamor de Jesús de la cruz se encuentra en la carta de Pablo a los Gálatas. Gal 3:13 El ser maldecido es ser eliminado de la presencia de Dios, ser echado fuera de casa, ser quitado de Sus beneficios. En la cruz, Jesús fue maldecido. Esto significa que Él representó a la nación judía de los que habían quebrantado el pacto quienes estaban expuestos a la maldición y tomó toda la maldición sobre Sí mismo. Como el Cordero de Dios, portador de pecado, fue cortado de la presencia de Dios. En la cruz, Jesús entró en una experiencia de abandono por nuestro beneficio. Dios le dio la espalda a Jesús y lo separó de toda bendición, de toda gracia y de toda paz. Dios es demasiado santo como para aún mirar la iniquidad. Dios el Padre le dio la espalda a Su Hijo, maldiciéndolo hasta el abismo del infierno mientras

Llevando fruto espiritual Gál 5:22-25

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Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. Por gracia, Dios ofrece la justicia de Cristo a todos los que ponen su confianza en Él. A todos los que creen, todos los que tienen fe en Él, el mérito de Cristo es contado a su favor. ¿Excluye esto las buenas obras en la vida del creyente? No, nuestra justificación va dirigida siempre a las buenas obras. Aunque ningún mérito procede de nuestras obras, ni las que hicimos antes de nuestra conversión ni las que hagamos después, las buenas obras son un fruto necesario de la fe verdadera.