Sentimientos de enojo
quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia y toda malicia Los sentimientos de ira deberían llevarnos a reconsiderar lo que creemos y los objetivos que nos hemos formulado para lograr esas creencias. Mi hija Heidi me ayudó con este proceso un domingo en la mañana mientras trataba de apurar a mi familia para llegar a la iglesia. Yo había estado esperando en el carro varios minutos antes de regresar a la casa y gritar con enojo: "¡Debimos haber salido para la iglesia hace 15 minutos!" Todo estuvo en silencio por un momento, entonces la dulce voz de Heidi se escuchó desde su recámara: "¿qué sucede papi? ¿Alguien estorbó tu meta?" Ella estaba estorbando mi menta de llegar a tiempo a la iglesia, pero ella no estaba estorbando mi meta de ser el esposo y padre que Dios quiere que sea. El único que puede bloquear esa meta soy yo.