Piénsalo-------



Piénsalo

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús, a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor. Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.

Hace algunos años, le pregunté al personal del ministerio de la iglesia donde yo estaba pastoreando que reflexionara en cómo habían influido sus madres en sus vidas. Aquí hay algunas de las respuestas que recibí:
El interés, preocupación y atención por las personas mayores que mi mamá mostró en su vida cristiana impactó mi vida hasta el punto que hoy en día estoy involucrado en un ministerio con adultos mayores (Dave Jobe)

Tratar de definir la influencia de mi madre es como tratar de hablar definitivamente del aire puro, agua limpia, calor solar y la ley de gravedad. Ella consistentemente modeló la fe, paciencia, amor, arduo trabajo y perdón. (Paul Sailhamer)

Fue en las rodillas de mi madre que aprendí muchos de los valores que tengo hoy. Una vida disciplinada de servicio al Señor y a los necesitados viene a mi mente. Ningún trabajo era demasiado grande, ningún sacrificio fue demasiado, ninguna circunstancia fue tan difícil para servir al Señor. Confianza total en un Dios Todopoderoso era su garantía de tener éxito. Su inquebrantable fe me dio motivación y fuerza (Doug Haag)

Mi mamá es la mejor. Siempre la recordaré por tomar tiempo para estar conmigo cuando era niño, oraba por mí en los tiempos que me alejé del Señor en mi adolescencia y aún ahora se preocupa por mí siendo adulto. Fue a través de ella que aprendí el lado compasivo de la vida. (Bruce Camp)

Uno de los mejores recuerdos de mi influencia es en primer grado cuando me sacaron del salón de clases por estar hablando. Mi madre trabajaba como ayudante en la escuela, me llené de temor al verla caminando por el pasillo hacia mí. Al acercarse me preguntó "¿Estuviste hablando en clase?" Yo asentí. Ella se rio. Nunca mencionó el incidente. En su forma sutil ella me enseñó que tenía que ser responsable al aceptar las consecuencias de mis acciones (Dean Anderson)

Por Charles Swidoll



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