Un libo singular Salmo 119:140
Sumamente pura es tu palabra; tu siervo la ama Después de cinco años escolares con los mismos compañeros de clase en la escuelita de su pueblo, Aurora estaba encantada de ver un nuevo rostro en el pupitre de al lado. Gem, con sus padres y su hermano mayor, habían llegado directamente desde Asia. A los pocos días, Aurora la invitó a Gem al programa de Navidad de su iglesia. Le explicó que ella tenía el papel de María, la madre de Jesús. —Muchas gracias por tu invitación —le dijo Gem con cortesía—. Pero nosotros somos budistas. No sé casi nada de Jesús. Aurora la explicó que podía aprender acerca de Jesús en la Biblia. —Nunca he leído la Biblia —dijo Gem—. ¿Te resulta provechosa?