Confía en sus Promesas que son Verdaderas
Salmo 11.1-7 La Palabra de Dios es un ancla para la vida del creyente. En sus
páginas encontramos consuelo, fortaleza y dirección para cada situación de
nuestra vida. Pero si optamos por vivir sin la Biblia, no contaremos con la
seguridad que nos dan las promesas de Dios para enfrentar las dificultades.
Esta
es una de las épocas más difíciles que hemos enfrentado en nuestro país. Hemos
perdido la unidad, la estabilidad, la fortaleza y el amor que antes teníamos. Y
ahora nuestra nación sufre como consecuencia de la inseguridad, la ansiedad y la
desconfianza.
Es por eso que debemos descansar en la Palabra de Dios, pues
debemos acudir a su presencia y pedirle que nos dé la sabiduría, el valor y la
obediencia para hacer lo que es de su agrado. DESARROLLO DEL SERMÓN David
conocía muy bien lo que significaba pasar por dificultades, y fue por medio de
ellas que aprendió a confiar en el Señor. Al enfrentar a Goliat, no confió en
sus propias fuerzas, sino en la fidelidad de Dios.
Lo mismo hizo al ser
perseguido por Saúl, quien deseaba matarlo. Fue por eso que tuvo que huir y
esconderse del rey. Y en el Salmo 11 se nos muestra lo que David sentía en su
corazón mientras su mundo se desplomaba.
La pregunta principal que hizo la
hallamos en el versículo 3. “Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de
hacer el justo?” Cuando todo se derrumbe a nuestro alrededor, debemos recordar
que la Palabra de Dios es el cimiento de nuestra vida. Sin importar lo que
enfrentemos, las Sagradas Escrituras nos aseguran que somos hijos de Dios, y Él
ha prometido sostenernos en todo momento.
Eso no significa que no sufriremos
dolor o decepción, sino que el Señor estará con nosotros a cada paso que demos.
Su Palabra es el compás que nos guía en medio de las dificultades y los
problemas. Siempre y cuando sigamos sus instrucciones, podremos enfrentar
cualquier situación. David compara el cimiento de una nación con el de una
edificación.
Para que una casa se mantenga en pie debe haber sido construida
sobre un cimiento firme. De no ser así, se derrumbará ante cualquier temblor. De
igual manera, aquella nación que no tiene un cimiento firme no permanecerá. Un
cimiento sólido consiste en tener ley, orden, justicia, verdad, moralidad,
decencia, integridad, imparcialidad y confianza. Cuando estos aspectos son
abandonados, el cimiento comienza a desmoronarse y la nación se vuelve
vulnerable. ¿De qué manera debemos reaccionar si los cimientos son destruidos?
Ponga su mirada en Dios. Como David, podemos optar por decir: “En Jehová he
confiado” (v. 1). Eso significa que hemos depositado nuestra confianza en el
Señor y que estamos atentos a su voz. Solo Él nos ha dado la verdad absoluta en
su Palabra. Y al depositar nuestra confianza en lo que nos dice, recibiremos la
dirección y el apoyo que necesitamos.
No huya. David nos declara: “¿Cómo decís a
mi alma, que escape al monte cual ave?” (v. 1). En vez de tratar de huir de las
dificultades, debemos acudir a Dios.
Él es Todopoderoso y conoce cada una de
nuestras necesidades. No hay un refugio más fuerte y seguro que nuestro Señor.
Nos ama y desea que nos mantengamos firmes y fieles en medio de los
sufrimientos, las pérdidas y el dolor, mientras dependemos de sus promesas.
Puede que el cimiento de nuestro mundo físico se derrumbe y que perdamos las
posesiones materiales que hoy tenemos, pero aún en medio de esa situación,
nuestro Padre celestial puede sostenernos.
¿De qué manera responde Dios cuando
acudimos a Él? Nos pone bajo su divina protección. Si tenemos una relación
estrecha con el Señor y andamos en obediencia a su Palabra, Él le pondrá límites
a las pruebas y sufrimientos que enfrentemos. Eso no significa que quitará el
dolor o el problema, sino que nos guardará mientras padezcamos tales
dificultades.
E incluso, si llegáramos a perder la vida, nos promete que iremos
inmediatamente en su presencia (2 Co 5.8). Está disponible. “Jehová está en su
santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono” (Sal 11.4).
Nada está fuera de
su control y está dispuesto a escuchar nuestras peticiones si venimos ante Él en
oración. Cualquiera que sea nuestra necesidad, contamos con las promesas que nos
ha dado en su Palabra. Observa. “sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos
de los hombres. Jehová prueba al justo” (vv. 4, 5).
Dios tiene una perspectiva
divina que le permite ver cada detalle de nuestra vida, por lo que utiliza cada
prueba para fortalecer nuestra fe.
No tenemos razón alguna para sentir temor,
pues estamos seguros en nuestra relación con Dios. Su Palabra nos dice que Dios
aborrece la violencia y promete castigar a los malvados (vv.5, 6). ¿Qué actitud
debe mantener el pueblo de Dios? Debemos confiar en el Señor. Sin importar la
circunstancia que enfrentemos, debemos confiar en Dios.
Quizás parezca que está
inactivo, pero no es así. Si la situación empeora, no significa que el Señor se
ha olvidado de nosotros. Se regocija al intervenir y mostrar su fortaleza y
fidelidad a sus hijos. Por eso, en vez de huir, debemos aprender a esperar en el
Señor y a buscar su dirección.
Debemos pedirle a Dios que nos purifique. Cuando
todo se estremece a nuestro alrededor, debemos examinar nuestra vida y pedirle
al Señor que nos muestre si hemos pecado. Luego, debemos confesarlos y
arrepentirnos. Pero si no lidiamos con nuestras desobediencias, ellas vendrán a
ser un estorbo a nuestras oraciones. Solo después de ser purificados podremos
ser usados por Dios de acuerdo a su propósito.
Debemos estar dispuestos a
exhortar a otros. Aquellos que no conocen a Cristo se aterran cuando su mundo se
estremece por las dificultades. Buscan la manera de protegerse, pero podemos
exhortarlos a que pongan su mirada en Cristo, quien es la única fuente de
salvación.
Como creyentes, tenemos la responsabilidad de compartir las
enseñanzas de la Palabra de Dios. Debemos orar por un avivamiento. Los tiempos
difíciles que enfrentamos son mayores que nuestros asuntos personales, pues toda
nuestra nación está en problema. La solución no consiste en votar por un nuevo
presidente, sino en clamar a Dios para que envíe un avivamiento.
De acuerdo a la
historia, los avivamientos siempre han comenzado con unas pocaLa Palabra de Dios
es un ancla para la vida del creyente.
En sus páginas encontramos consuelo,
fortaleza y dirección para cada situación de nuestra vida. Pero si optamos por
vivir sin la Biblia, no contaremos con la seguridad que nos dan las promesas de
Dios para enfrentar las dificultades. Esta es una de las épocas más difíciles
que hemos enfrentado en nuestro país.
Hemos perdido la unidad, la estabilidad,
la fortaleza y el amor que antes teníamos. Y ahora nuestra nación sufre como
consecuencia de la inseguridad, la ansiedad y la desconfianza. Es por eso que
debemos descansar en la Palabra de Dios, pues debemos acudir a su presencia y
pedirle que nos dé la sabiduría, el valor y la obediencia para hacer lo que es
de su agrado.
David conocía muy bien lo que significaba pasar por dificultades,
y fue por medio de ellas que aprendió a confiar en el Señor. Al enfrentar a
Goliat, no confió en sus propias fuerzas, sino en la fidelidad de Dios. Lo mismo
hizo al ser perseguido por Saúl, quien deseaba matarlo.
Fue por eso que tuvo que
huir y esconderse del rey. Y en el Salmo 11 se nos muestra lo que David sentía
en su corazón mientras su mundo se desplomaba. La pregunta principal que hizo la
hallamos en el versículo 3.
“Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de
hacer el justo?” Cuando todo se derrumbe a nuestro alrededor, debemos recordar
que la Palabra de Dios es el cimiento de nuestra vida.
Sin importar lo que
enfrentemos, las Sagradas Escrituras nos aseguran que somos hijos de Dios, y Él
ha prometido sostenernos en todo momento.
Eso no significa que no sufriremos
dolor o decepción, sino que el Señor estará con nosotros a cada paso que demos.
Su Palabra es el compás que nos guía en medio de las dificultades y los
problemas. Siempre y cuando sigamos sus instrucciones, podremos enfrentar
cualquier situación. David compara el cimiento de una nación con el de una
edificación.
Para que una casa se mantenga en pie debe haber sido construida
sobre un cimiento firme. De no ser así, se derrumbará ante cualquier temblor. De
igual manera, aquella nación que no tiene un cimiento firme no permanecerá. Un
cimiento sólido consiste en tener ley, orden, justicia, verdad, moralidad,
decencia, integridad, imparcialidad y confianza.
Cuando estos aspectos son
abandonados, el cimiento comienza a desmoronarse y la nación se vuelve
vulnerable. ¿De qué manera debemos reaccionar si los cimientos son destruidos?
Ponga su mirada en Dios. Como David, podemos optar por decir: “En Jehová he
confiado” (v. 1). Eso significa que hemos depositado nuestra confianza en el
Señor y que estamos atentos a su voz. Solo Él nos ha dado la verdad absoluta en
su Palabra.
Y al depositar nuestra confianza en lo que nos dice, recibiremos la
dirección y el apoyo que necesitamos. No huya. David nos declara: “¿Cómo decís a
mi alma, que escape al monte cual ave?” (v. 1). En vez de tratar de huir de las
dificultades, debemos acudir a Dios. Él es Todopoderoso y conoce cada una de
nuestras necesidades. No hay un refugio más fuerte y seguro que nuestro Señor.
Nos ama y desea que nos mantengamos firmes y fieles en medio de los
sufrimientos, las pérdidas y el dolor, mientras dependemos de sus promesas.
Puede que el cimiento de nuestro mundo físico se derrumbe y que perdamos las
posesiones materiales que hoy tenemos, pero aún en medio de esa situación,
nuestro Padre celestial puede sostenernos.
¿De qué manera responde Dios cuando
acudimos a Él? Nos pone bajo su divina protección. Si tenemos una relación
estrecha con el Señor y andamos en obediencia a su Palabra, Él le pondrá límites
a las pruebas y sufrimientos que enfrentemos. Eso no significa que quitará el
dolor o el problema, sino que nos guardará mientras padezcamos tales
dificultades. E incluso, si llegáramos a perder la vida, nos promete que iremos
inmediatamente en su presencia (2 Co 5.8).
Está disponible. “Jehová está en su
santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono” (Sal 11.4). Nada está fuera de
su control y está dispuesto a escuchar nuestras peticiones si venimos ante Él en
oración.
Cualquiera que sea nuestra necesidad, contamos con las promesas que nos
ha dado en su Palabra. Observa. “sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos
de los hombres. Jehová prueba al justo” (vv. 4, 5). Dios tiene una perspectiva
divina que le permite ver cada detalle de nuestra vida, por lo que utiliza cada
prueba para fortalecer nuestra fe. No tenemos razón alguna para sentir temor,
pues estamos seguros en nuestra relación con Dios. Su Palabra nos dice que Dios
aborrece la violencia y promete castigar a los malvados (vv.5, 6).
¿Qué actitud
debe mantener el pueblo de Dios? Debemos confiar en el Señor. Sin importar la
circunstancia que enfrentemos, debemos confiar en Dios. Quizás parezca que está
inactivo, pero no es así.
Si la situación empeora, no significa que el Señor se
ha olvidado de nosotros. Se regocija al intervenir y mostrar su fortaleza y
fidelidad a sus hijos. Por eso, en vez de huir, debemos aprender a esperar en el
Señor y a buscar su dirección. Debemos pedirle a Dios que nos purifique.
Cuando
todo se estremece a nuestro alrededor, debemos examinar nuestra vida y pedirle
al Señor que nos muestre si hemos pecado. Luego, debemos confesarlos y
arrepentirnos. Pero si no lidiamos con nuestras desobediencias, ellas vendrán a
ser un estorbo a nuestras oraciones.
Solo después de ser purificados podremos
ser usados por Dios de acuerdo a su propósito. Debemos estar dispuestos a
exhortar a otros.
Aquellos que no conocen a Cristo se aterran cuando su mundo se
estremece por las dificultades.
Buscan la manera de protegerse, pero podemos
exhortarlos a que pongan su mirada en Cristo, quien es la única fuente de
salvación.
Como creyentes, tenemos la responsabilidad de compartir las
enseñanzas de la Palabra de Dios. Debemos orar por un avivamiento.
Los tiempos
difíciles que enfrentamos son mayores que nuestros asuntos personales, pues toda
nuestra nación está en problema. La solución no consiste en votar por un nuevo
presidente, sino en clamar a Dios para que envíe un avivamiento. De acuerdo a la
historia, los avivamientos siempre han comenzado con unas ... Continua en el
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