Gen 1:1 "En el principio creo Dios los cielos y la tierra."

EL PRINCIPIO DE LA CREACION

Durante los últimos años una buena parte de la comunidad científica ha negado como nunca antes la existencia de un creador. En la gran mayoría de las escuelas ya sean públicas o privadas se enseña a los niños y jóvenes que el Universo existe como producto de una gigantesca explosión primigenia denominada Big-Bang que no necesitó de un creador.

Además se enseña que el origen de la vida en la tierra fue producto de una proto-célula sin núcleo ni ADN que apareció repentinamente después de haberse mezclado de forma casi milagrosa la cantidad exacta de carbono, hidrógeno y oxígeno con ciertos aminoácidos.

Los físicos alegan que el tiempo, la energía, la fuerza, el espacio y la materia que vemos a nuestro tampoco necesitan de un creador.

Sin embargo es interesante pensar y llegar a la conclusión lógica de que toda pintura al óleo proviene de la mente de un pintor. Todo edificio proviene de la mente de un arquitecto. Todo automóvil proviene de la mente de un ingeniero. ¿Entonces por qué no el universo provendría de la mente de Dios?

La Biblia nos revela el nombre de este maravilloso creador: Jesucristo. "Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten" (Colosenses 1:16-17).

Nuestra mente racional nos indica sin lugar a dudas que existe un creador de todas las cosas. Quienes lo niegan lo hacen por una profunda necedad y soberbia.

Los científicos ateos hablan todos los días de las relaciones que existen entre el tiempo, la fuerza, la energía, el espacio y la materia. La mayoría de ellos nunca se ha dado cuenta de 1 que "En el principio" (Tiempo) "creó" (Energía) "Dios" (Fuerza) "los cielos" (Espacio) "y la tierra" (Materia).

Oremos por la comunidad científica atea y por nuestros niños y jóvenes engañados bajo la falsamente llamada ciencia.



Por Ps.César González