Cuando te conviertes en un creyente en Cristo, naces de nuevo en la familia de Dios y no puedes deshacerlo. Aunque la comunión con Dios puede ser dañada por el pecado, la relación sigue ahí. Estás a solo un paso de volver. Así que, ¿qué debes hacer cuando pecas? Una palabra: ¡Vuelve! Vuelve a Cristo. Es así de simple. Isaías 1:18 dice: “por profunda que sea la mancha de sus pecados, yo puedo quitarla y dejarlos tan limpios como la nieve recién caída”. (NBV). Si alguna vez hubo un pecado que pensabas que era imperdonable, sería negar a Jesús tres veces la noche en que fue traicionado. Pero Jesús sabía que Pedro lo negaría, e incluso sabía que Pedro volvería a Él. De hecho, incluso antes de que sucediera, Jesús le dijo a Pedro en el aposento alto: “Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos” (Lucas 22:32, NVI). Jesús sabía que el ministerio de Pedro sería más efectivo después de su negación de lo que era antes. Y,