"Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia." El pecado reinaría si pudiera, pues no puede aceptar ningún lugar que esté por debajo del trono del corazón. Algunas veces tenemos miedo que nos conquiste, y entonces clamamos al Señor: "Ninguna iniquidad se enseñoree de mí." Esta es Su respuesta consoladora: "el pecado no se enseñoreará de vosotros." Podría asediarlos, e incluso herirlos; pero no establecerá nunca una soberanía sobre ustedes. Si estuviésemos bajo la ley, nuestro pecado cobraría fuerzas y nos mantendría bajo su poder; pues el castigo del pecado es que un hombre quede bajo el poder del pecado. Pero como nosotros estamos bajo el pacto de gracia, estamos protegidos de apartarnos del Dios vivo por la cierta declaración del pacto. Gracia nos es prometida, por la cual somos recuperados de nuestros extravíos, limpiados de nuestras impurezas, y liberados de las cadenas del hábito. Podríamos q