Empieza con tu familia 1 Timoteo 5:8
porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo. —Oye, Alfredo —dijo Ricardo cuando caminaban a casa desde la escuela—. ¿Se te ha ocurrido que el mandato de Jesús de amar a tu prójimo significa en realidad amar a todo el mundo, no sólo a tus vecinos de al lado? — ¡Qué barbaridad! —Exclamó Alfredo—. Supongo que no puedo ir al cine contigo esta noche. — ¿Por qué no? —Tengo que irme a la cama temprano —explicó Alfredo— ¡porque tengo que levantarme temprano para empezar a amar a seis mil millones de prójimos!