¿Estás cediendo ante las presiones? Romanos 15:7
Recibíos unos a otros como Cristo os recibió para la gloria de Dios. Vas a salir a dar una vuelta con tus amigos así que decides prepararte. Miras en el ropero y sacas camisa, pantalones, cinturón, calcetines y calzado que estás seguro son como los que van a usar tus amigos. En el baño te pones fijador en el pelo hasta que parece que tienes más fijador que pelo. Te haces la raya justito arriba de la oreja izquierda y te rastrillas el pelo hasta el otro lado de la cabeza. Te miras al espejo. Perfecto. Pero al caminar por la calle para encontrarte con tus amigos, te viene un pensamiento relámpago: ¿Por qué estoy vestido así? ¡Qué ridículo! Quizá tus padres todavía te eligen la mayor parte de la ropa. Si no, es probable que te vistas así para ser igual a tus compañeros, el grupo de chicos de tu edad con los que andas. ¿Has notado que son los mismos que quieren determinar qué palabras usas, con quién andas y qué actitudes tienes? Adivina: Allá por la década de 1950, ¿quién