El poder de nuestras palabras-----Salmo 19:14

El poder de nuestras palabras

Salmo 19:14 Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.
La verdad no encuentro los parques de diversiones muy divertidos. Las filas son largas, los paseos me marean, el asfalto está caliente y la comida demasiado cara. Pero el verano estaba por terminar y pensé que a mi hijo de diez años de edad le encantaría disfrutar una última aventura. Pagué un buen dinero para ser girada, jaloneada, con paradas repentinas de 100km por hora. Me sentía una mártir al hacer ese sacrificio. Y realmente esperaba que mi hijo apreciara la grandiosa mamá que tenía.
No estando segura de que él había llegado a esa conclusión, pensé en mencionárselo. Justo antes de ser lanzados por una montaña rusa y caer en agua al final, me incliné hacia él y estuve a punto de decir: "Hijo, eres muy afortunado de tener una mamá como yo que te trae a lugares como estos" Pero antes de que las palabras salieran de mi boca, el Espíritu Santo me detuvo, "¿realmente eso es lo que quieres decirle?, esas palabras ¿harán sentir a tu hijo "afortunado" de tener una mamá como tú o lo harán sentir culpable, como si te debiera algo?"

Así que en lugar de pronunciar mi primer pensamiento, abracé a mi precioso hijo y le dije: "Steven, tengo suerte de tener un hijo como tú para poder traerte a un lugar como este" con esas palabras, extendió una sonrisa con hoyuelos en su cara, yo estuve tan agradecida por el chapuzón de agua al final que ocultó las lágrimas de mi cara.
Quizá tengas algunas enseñanzas de tu pasado que tiendas a repetir con tus hijos, esposo o amigos. ¿Tu madre hizo comentarios que te hicieron sentir culpable como si estuvieras en deuda por el cuidado que te dio? Quizá todavía lo hace. Muchas madres hacen sentir culpables a sus hijos, pero ¿así te gustaría que te recordaran?
Tuve éxito con mis palabras ese día en el parque de diversiones, pero no todos los días ha sido un día como ese. Oremos para que Dios nos ayude a usar nuestras palabras para edificar a otros en lugar de destruirlos; a animar en lugar de desanimar; a estimular a otros en lugar de detenerlos.
Recordemos que nuestras palabras se convierten en espejos en donde otros se ver reflejados.

Por Sharon Jaynes

ORACIÓN

Señor, ruego que el Espíritu Santo sea un guardián de mi boca, te pido que las palabras que hable ayuden a otros a verse a sí mismos como Tú los ves, como hijos amados tuyos, en el nombre de Jesús, amén.




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