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Mostrando entradas de marzo 19, 2018

Logrando estabilidad espiritual Mat 10:2

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Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro El primer discípulo que el Evangelio de Mateo nombra es Simón, llamado Pedro. Él era un pescador de oficio, pero Jesús le llamó a ser un pescador de hombres. Juan 1:40-42 registra el primer encuentro: “Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro)” Pedro significa piedra. Cefas es su equivalente en arameo. Por naturaleza Simón tendía a ser impulsivo y vacilante. Aparentemente Jesús le llamó Pedro como un recordatorio de su futuro papel en la iglesia, que requeriría estabilidad y fortaleza espiritual. Cuando Pedro actuó como un hombre de fortaleza, Jesús le llamó por su nuevo nombre. Cuando pecó, Jesús le llamó por su nombre anti

Nuestros hijos, el blanco de Satanás Deuteronomio 6:6-7

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Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Niños cristianos y adolescentes que asisten a nuestras escuelas, atienden a nuestras iglesias y viven en nuestros hogares, son blancos de la estrategia de Satanás. Muchos jóvenes cristianos escuchan voces como si su subconsciente les hablara. Satanás busca destruir nuestras familias e iglesias seduciendo a nuestros hijos lejos de los padres y de Dios (1 Tim 4:1) ¿Cada pensamiento maligno en nuestra mente es la voz de Satanás o de un demonio? NO, la carne (esa parte de nuestro cerebro que nos incita a operar independientes de Dios y a centrar nuestros intereses en nosotros mismos) también introduce malos pensamientos y sugiere maldades. Además, lo que recibimos de películas, música, libros, TV, etc. también introduce ideas malas en nuestras mentes. Al crecer en Cristo, aprendemos a decir