La Parabola del Perdòn (Mateo 18:18_35)


De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.
 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.
Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.
 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.
Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.
 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda.
 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado.
 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.
 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?
 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.


EL CARACTER  Y EL REINO


Las palabras preliminares de Jesùs hacen especialmente crucial esta paràbola del <<reino>> acerca del siervo que no perdono. Se ofrece una juiciosa advertencia contra la tendencia humana de olvidar el don de la gracia de Dios de perdonar y contra la inclinaciòn del alma de cultivar una actitud reacia a perdòn.
1) Jesùs demostrò como la actitud de no perdonar puede limitar lo que Dios harìa en otros. (Notese: El consiervo encarcelado Està Todavìa en prisiòn al final de la historia,lo cual revela como una actitud intransiguente puede <<atar>> a una personas a circunstancias indeseables y perpetuar un problema.2) Jesùs enseña como El Espiritu de no perdonar (Los torturadores,literalmente "cobradores de inpuestos") exige un precio a nuestros cuerpos,mentes y emociones. Finalmente toda persona del <<Reino>> es aconsejada a tener un corazòn perdonador asia las otras personas. Los privilegios del Reino y El poder no deben ser mal manejados. El no perdonar es potencialmente peligroso para cualquiera de nosotros.
Con frecuencia se  a Mateo 18:18 para aseverar la autoridad del creyente en Oraciòn.
Pero El poder de <<atar>> y <<desatar>>se revela de inmediato como algo de mucho riesgo,si la intransiguencia a la hora de perdonar se mantiene entre la gente del Reino.

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