Todo para Jesús_ Lucas 14:26


Lucas 14:26 Si alguno viene a mí y no aborrece... su propia vida, no puede ser mi discípulo
El domingo a la tarde, el 8 de enero de 1956, cinco jóvenes se encontraban en la playa de un río poco profundo. Miraban intensamente hacia la selva, buscando los rostros de los indios huaorani del Ecuador. Durante la semana, los misioneros habían pasado con su avioneta por encima del asentamiento junto al río, dejando caer obsequios con la esperanza de tener un encuentro amistoso con los huaorani. El viernes anterior, un hombre y dos mujeres huaorani habían realizado una visita amistosa a los misioneros en su campamento en la playa. Ahora los misioneros esperaban ansiosamente un segundo encuentro cara a cara con los huaorani.
Mientras los cinco se encontraban de pie a la orilla del río, hubo un movimiento en las malezas cercanas. Varios guerreros huaorani armados con lanzas atacaron a los misioneros. Minutos después los cinco jóvenes habían perdido la vida a la orilla de aquel río.
La historia de Jim Elliot y los otros cuatro misioneros fue una de las noticias sobresalientes de la década de 1950. Cinco individuos —y las familias que dejaron— dieron prueba de que el mandato de Jesús de contar al mundo de él les
importaba más que la propia vida. Las familias de estos hombres siguieron trabajando en Ecuador y más adelante ayudaron a los huaorani a aprender a seguir a Jesucristo.

¿Por qué habrán tratado Jim Elliot y sus cuatro compañeros de ser amigos de una tribu que sabían que era hostil?

Vivir para Jesús significa que no hay nada más importante para ti que descubrir lo que Jesús quiere que hagas, y luego hacerlo. Para estos misioneros, eso era testificar de Cristo a los huaorani.

La mayoría nunca enfrentaremos una prueba de vida o muerte de nuestra fe como aquellos cinco jóvenes en la selva. Pero podemos dar nuestra vida como una sacrificio vivo. ¿Recuerdas lo que Pablo escribió a los romanos? Lee lentamente este gran versículo: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional" (Romanos 12:1).

Pocos serán los cristianos llamados a morir llevando el evangelio a una tribu en alguna selva. ¡Pero cada uno de nosotros puede obedecer el mandato de Jesús de dar nuestra vida al decidir obedecerle no importa lo que nos pida o donde nos lleve!



Por Josh McDowell

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