Cambiar las pérdidas en ganancias

Rom 8:28 Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son llamados conforme a su propósito.
  Hasta hace unos meses, Marisa y Manuel ni siquiera sabían que su abuelo había estado casado con alguien que no era su abuela. Pero ahora les contó que cuando tenía apenas 25 años, su primera esposa había contraído una enfermedad incurable. Él la había cuidado a medida que ella empeoraba y después de un año falleció.

  La soledad que uno siente cuando pierde a un ser querido es peor que cualquier otra. Pero Marisa y Manuel, al conversar con su abuelo, aprendieron que su pérdida le había enseñado muchas lecciones.
  ¿Te has preguntado alguna vez si algo bueno puede resultar de perder un amigo o un familiar que amas?
  Cierto, tienes oportunidad de recordar que Jesús nunca te deja. Y puedes practicar andar cerca de él. Pero, ¿puedes aprender algo más?

  Cuando empiezas a sentirte solo, esfuérzate por pensar en estas tres cosas importantes que puedes aprender de la soledad:

  Las pérdidas son una parte de la vida que tienes que enfrentar. El abuelo de Marisa y Manuel sabía que por más que quisiera no podía cambiar la muerte de su esposa. Sabía que tenía que aprender a criar a su hijo solo, al menos por un tiempo.

  El dolor es un sentimiento normal cuando uno pierde a un familiar o amigo. Es natural que uno sienta dolor cuando muere un ser querido. Pero el dolor es también natural cuando un amigo especial se muda lejos o cuando te peleas con un amigo. El secreto es aprender a sufrir de una manera sana.

  Dios ha puesto a otros creyentes en tu camino para que te apoyen. El abuelo de Marisa y Manuel se sorprendió cuando su apoyo más grande fueron amigos nuevos mucho mayores que él, hombres creyentes mayores que también habían perdido a la esposa. A través de la amistad firme de ellos obtuvo consejos y ayudas que fueron de mucho apoyo.

  A veces el dolor de una pérdida nos altera tanto que no podemos razonar. Pensamos cosas distorsionadas como: ¡Dios me está castigando! o ¡Debo ser realmente malo para que me suceda esto! Pero Dios no te quiere hacer sufrir. Él quiere enseñarte. Y, si se lo permites, descubrirás que Dios puede causar que algún bien resulte de aun la peor de las situaciones. Él quiere que crezcas fuerte en él

  Por Josh McDowell

   

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