LA OBEDIENCIA APRENDIDA EN LA ESCUELA DEL SUFRIMIENTO



Hebreos 5:8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia


Jesús aprendió obediencia en la escuela del sufrimiento. Al mismo tiempo, aprendió a orar en la escuela de la obediencia. Así como "la oración eficaz del justo puede mucho", también la vida recta que es obediente a Dios puede mucho. Los cristianos rectos, son cristianos obedientes. Pueden orar de forma efectiva, y así lograr grandes cosas cuando se acercan a Dios de rodillas.
Recuerde que la verdadera oración no es solamente un sentimiento, una poesía, o un discurso elocuente, y no consiste solamente en decir dulcemente: "Señor, Señor." La oración no consiste en una estructura de palabras. No es solamente invocar un nombre. La oración es obediencia. Esta fundada en la firme roca de la obediencia a Dios. Solo aquellos que obedecen pueden orar de verdad. La obediencia debe respaldar siempre a la oración. La constante obediencia a la voluntad de Dios en el diario vivir es lo que le da a la oración poder, como nuestro Señor nos lo enseñó:

Mateo 7:21-23 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
No hay ningún nombre, por más precioso y poderoso que sea que nos pueda proteger y hacer nuestra oración efectiva, si no está acompañado por la obediencia a la voluntad de Dios. Tampoco la obediencia sin oración sería aprobada por Dios. Si la voluntad de Dios no gobierna la vida, la oración no será nada que un simple sentimiento. Si la oración no inspira, ni santifica, ni dirige nuestras obras, entonces el ego entra y arruina la obra y a quien obra.

E.M. Bounds
Traducción: Ps. César González

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