Promesa de Dios para Hoy.

Romanos 8:15
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud otra vez en temor,
sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: "¡Abba! ¡Padre! "Te he dado el espíritu de adopción, por lo que me puedes  llamar Padre.
El regalo más precioso que Dios nos puede dar es Él mismo.  
El Espíritu Santo, el cual es llamado el Espíritu de adopción o el espíritu de adopción, es el mismo Espíritu de Dios mismo.
La tercera persona de la Trinidad también se conoce como el Espíritu del Padre y el Espíritu del Hijo. La Biblia dice que nosotros hemos recibido el Espíritu Santo como un depósito para garantizar nuestra herencia. (2 Corintios 1:22)

Su presencia en nuestras vidas es el signo de que pertenecemos a Dios. Ahora hemos vuelto a nacer y son hijos de Dios y parte de su gran familia. El mismo Espíritu del Dios viviente reside en nosotros y da testimonio a nuestro espíritu de que somos herederos de Dios y coherederos con Jesús. La única respuesta adecuada es posible que podría tener es clamar desde el núcleo de nuestro ser, la expresión «Abba, Padre! (Romanos 8:15-17).

"Abba" es una palabra aramea que era el idioma común que Jesús habló a la gente . Es la manera más simple que un niño puede llamar a su padre. En términos ingleses, sería como nosotros llamando a nuestro papá o papá. Romanos 8:15 nos dice que debido a que tienen el espíritu de filiación que viven en nuestros corazones, podemos llamar a Dios todopoderoso, nuestro Papa! No hay mayor regalo que Él podría haber dado a nosotros, que el don de su propia vida que ahora vive en el centro de nuestro ser.