Hay un precio sobre tu cabeza_ 1Co 1:27-28

Hay un precio sobre tu cabeza
sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es
Carla sonrió al contar el dinero obtenido de todas las cosas que vendió en la venta anual de su vecindario. Casi no podía creer cómo habían venido a la venta extraños de toda la ciudad y que le habían dado dinero por los juguetes y libros que ya no necesitaba. Pero se le acabó el entusiasmo cuando vio que todavía le quedaba una caja grande de cosas que tenía que llevar de regreso a su casa. Carla había llevado una mesa llena de cosas, pero muchas no se habían vendido.
Carla tenía un problema. Ella no quería esas cosas. Y peor aún, los demás tampoco las querían aunque apenas pedía unos centavos por ellas.



Carla tomó las cosas que no se vendieron y volvió a su casa. Luego las tiró en la basura.

La mayoría de nosotros alguna vez nos sentimos como sobrantes de una venta. Cuando dejamos que otras personas nos digan lo que valemos, sentimos que valemos menos que unos centavos. Cuando nos comparamos con las personas a nuestro alrededor, terminamos sintiéndonos endebles y débiles, feos y sin atractivo, aun tontos y más que tontos. Nos sentimos como una cosa que nadie quiere, inútiles para nosotros mismos, para los demás y para Dios.

Cuando te sientas así, no te desanimes. No eres la sobra de una venta. Vales más que los centavos que podría costar un juguete usado. Tu vida ha sido comprada por la valiosa sangre de Jesucristo.

Cristo murió en la cruz para llevarte a Dios. Y su muerte significa que no hay ninguna duda de tu valor increíblemente elevado. Si quieres sacar la cuenta de cuánto realmente vales, saca la cuenta de cuánto vale la vida de Cristo. En 1 Pedro 1:18, 19 encontramos una pista: "Tened presente que habéis sido rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual heredasteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación".

Quizá sigas sintiendo que no vales nada. Pero la realidad es que sí vales. Eres valiosísimo. ¡Tienes el valor de Jesús! Reflexiona sobre eso, y cuando lo hagas, cambiará radicalmente la forma como te ves a ti mismo. ¡No eres basura!



Por Josh McDowell

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