El mundo que no debemos amar

No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él
Ya para el final de su primer día en el campamento, David se había dado cuenta de que su ropa no era la apropiada. Pensó: Yo creía que sólo las chicas se preocupaban por lo que usan. Pero hasta los muchachos tienen que usar el traje de baño correcto, las zapatillas para caminatas y las camisetas de moda.
¿Cuándo te has sentido tentado a salir y gastar dinero para comprar
ropa a fin de estar a la moda? ¿De qué otras maneras te has sentido presionado a caber en un molde?
La presión que todos sentimos para encajar en nuestro ambiente es real. El problema no somos únicamente nosotros. Es aún mayor que nuestros amigos. Es lo que el apóstol Juan llama "el mundo".
En muchas versiones de la Biblia, la advertencia de Juan de "no amar al mundo" parece confusa. Después de todo, Dios creó este mundo maravilloso como un obsequio para nosotros. Ideó las playas, y después le puso en la cabeza a alguien la idea de una tabla para flotar. El mismo Juan que escribió estas palabas también registró la increíble promesa de Jesús de darnos "vida en abundancia" (Juan 10:10). Y Santiago nos dice que "toda buena dádiva y todo don perfecto proviene de lo alto y desciende del Padre de las luces" (Santiago 1:17).

Así que el mundo que no debemos amar no debe ser el de las cosas que vemos a nuestros alrededor. La cita al principio de la página lo aclara. Juan advirtió contra amar un tipo distinto de mundo, un mundo que es malo. En un mundo maligno nos centramos en por lo menos tres cosas:



1. Satisfacer la naturaleza pecaminosa (haciendo que la vida gire alrededor de nosotros mismos).

2. Aceptar las cosas pecaminosas que vemos (ser atraídos por las apariencias en lugar de las cosas realmente buenas).

3. Ser demasiado orgullosos de lo que tenemos (no admitir que todo lo que tenemos es un regalo de Dios).



Ese es el "mundo" que no debemos amar. Es un modo de vivir que Juan dice que es gobernado por Satanás, "el príncipe de este mundo" (Juan 12:31).

No es que tengas que vestirte con la tela de una bolsa de papas. Pero cuando sientas que tienes que hacer que algo sea más importante que Dios, es una advertencia para que te apartes del mal en el mundo. ¡Ese mundo no te puede dar vida como Dios puede!

Por Josh McDowell

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