¿Sientes ese amor?


1 Corintios 13:3 Si reparto todos mis bienes, y si entrego mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me sirve.
Seis meses después de que Mauricio aceptara a Jesús, está estudiando la Biblia y librándose de todas las cosas deplorables en su vida. Se está sintiendo bastante bien como creyente.
Oro treinta minutos por día y leo la Biblia otros treinta, se dice a sí mismo. Ya no miro películas no aptas para menores, ni me entretengo con juegos de vídeo violentos, aun cuando los choques entre enemigos más bien parecen caricaturas. Y nunca dejo que los pantalones me caigan debajo de la cintura.
La mamá le interrumpe los pensamientos cuando le pasa el teléfono. Es un compañero de clase.

— ¿Ayudarte con matemáticas? —le dice Mauricio al chico que lo llamó—. En este momento no, chico. Estoy demasiado ocupado con un estudio bíblico. A lo mejor podría tener un momentito el martes que viene. Déjame ver lo que tengo que hacer ese día...

Mauricio tiene un problema. Se está felicitando por dominar las verdades básicas de la fe y por estar librándose de los pecados groseros y vulgares en su vida. Piensa: Eh, creo lo correcto y me porto correctamente, por lo menos la mayor parte del tiempo. Así que ando muy bien en esto de ser el creyente que Dios espera que sea.





Pero Dios está buscando otra cosa.

¿Se te ocurre


algo? ¿Qué más puede querer Dios de nosotros?



Creer las cosas correctas acerca de Dios, Jesús y la Biblia es importante. Pero eso no basta. Comportarse correctamente también es importante. Pero eso tampoco basta. Si ya dominaste estas dos partes, eso es excelente. Pero aun así podrías estar perdiéndote algo esencial, ¡algo que justamente está al principio de la lista de Dios!

Se trata de amar correctamente. Según 1 Corintios 13:1--3, creer correctamente y portarte correctamente no significa nada si no los relacionamos con amar correctamente. Dios quiere que nos llevemos bien con los demás tanto como quiere que creamos y hagamos las cosas correctas.

¿Lo entiendes? Sólo porque aceptaste a Jesús como tu Salvador, y has resuelto el desorden en tu vida, no dejes de crecer. ¡Amar a tus prójimos es tan importante para Dios como serle fiel y vivir guiados por sus normas!



Por Josh McDowell

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